martes, 13 de abril de 2010

Hace 40 años

José accionó la palanca de la caja de velocidades de su viejo camión Chevrolet llevándola a punto muerto para de ahí buscar pacientemente en algún sitio hacia arriba y a la derecha la ranura del engranaje de reversa. Con cuidado liberó el embrague y oprimió levemente el acelerador. En su rostro se dibujó una mueca de satisfacción cuando después de algunos extraños ruidos semejantes a los quejidos, estertores y carraspeos de un tísico, el vehículo empezó a avanzar hacia atrás para acomodarlo en la rampa de carga.
Era el poseedor del contrato para la adjudicación de chatarra del renovado Hospital General de la Provincia. Viejos camastros de hierro, tanques de oxígeno obsoletos, calderas, escritorios, anticuadas máquinas de escribir y algunos raros aparatos componían la carga que José llevaría al depósito local para luego ser reciclados en la Fundición de la capital provincial.
Dos meses después visitaban el hospital dos personajes de aspecto burocrático. Con cierto aire de autoridad, blandiendo sus portafolios, llegaron con la atractiva recepcionista:
- Señorita, haga el favor de anunciar al Sr. Gerente de Recursos Materiales la presencia del Ingeniero Raúl Martínez y del Licenciado Heriberto Ordóñez, de la Dirección de Inspección y Supervisión Institucional de la Comisión Nacional de Energía Nuclear.
La empleada, sin dejarse impresionar, les entregó una hoja de registro para que anotaran sus datos, los cotejó con las credenciales que obligadamente mostraron y luego elaboró unas tarjetas que introdujo a unas fundas de plástico con broche de presión, indicando a los inspectores cómo colocarlas en su solapa. Cubiertos los requisitos, les señaló el camino para llegar a la oficina del funcionario.

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1 comentario:

  1. Y este es un buen regreso!!!!!!!!!!!

    Que lo he disfrutado "de cabo a rabo"!

    Besos!

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