jueves, 26 de marzo de 2009

El 14, Mi Dama...

Ya debo empezar a trabajar sobre el cuento corto, el minúsculo, aquél que no pasa de una cuartilla. Sé que será difícil, acostumbrado como estoy a extenderme en mis explicaciones. Por lo pronto, mi realización más larga a la fecha: Mi Dama.


MI DAMA DE BLANCO


No sé porque hago este relato. Si es una confesión, una respuesta a esos charlatanes que escriben lo que no saben o simplemente el querer dar por terminada esa famosa leyenda de “La Dama de Blanco” como la llamó algún pretendido historiador. La historia es también conocida por el vulgo como “La Aparecida de la Pérgola” y ha sido el cuento de terror preferido entre los niños, jóvenes y adultos de Los Mochis desde hace décadas.
Mi nombre no tiene importancia y por cierto no lo diré. Aún viven personas involucradas en la historia y no es el caso arrojarlas al juicio popular. Si son tan crédulos como para dar por cierta a la manoseada leyenda, seguramente podrán darle a éste escrito el crédito que se merece.
Para pasar a las letras mi relato, me he apoyado en la discreción y buen juicio de un gran amigo. El guardará algunos secretos que le confié y contará los hechos en la forma que le plazca. Me dice que lo hará en forma novelada, en tercera persona y no como una narración directa, de mi boca. Que así sea, lo único que me interesa es que la verdad salga a la luz.
Para estos fines, debo llamarme de algún modo. ¿Qué les parece Martín Hernández? Bien, con ese nombre apareceré en adelante y por supuesto, todos los demás que aparezcan serán figurados. Y aquí inicio la verdadera historia de la Dama de Blanco ó Aparecida de la Pérgola. Por cierto, habrán de notar que en mi narración no consigno ninguna fecha, sin embargo, si leen con atención mis palabras, es posible que logren identificar algunos personajes y hechos. Todo comenzó hace muchos años, en la Ciudad de México...

1 comentario:

  1. 26 de marzo... ¡del año pasado! nooooo, ¿qué ha sucedido que ya no hay más cuentos?
    Como lectora, pido más...
    Un beso Jorgito!

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